Lluis Bohigas ha sido nombrado Homenot nacional por la Fundación Avedis Donabedian en sus premios anuales a la Calidad 2018. El ex alto cargo ministerial ha aprovechado la oportunidad para mirar hacia atrás en su larga carrera profesional ligada por completo a la sanidad y se ha quejado amargamente de que el sector tiene un grave problema: el miedo a la transparencia. No ha sido la única voz que en los últimos días achaca a la falta de valor el que el Sistema Nacional de Salud (SNS) siga ajeno a la adopción de cambios profundos.
“Los costes sanitarios siguen siendo injustificados, irreales. Trabajamos con costes teóricos, estándar, pero cada uno no sabe cuánto le cuesta lo suyo. Es un problema de miedo. No se hace porque no se quiere. Desde que introduje la economía en el mundo sanitario lo vi: es un sector con miedo a la transparencia”. Bohigas se ha despachado a gusto en declaraciones a Rosalía Sierra, de Diario Médico, y ha apuntado hacia un mal endémico que no parece tener solución.
“Solo hemos conseguido avanzar en resultados, pero no en cómo llegar a ellos. Un medicamento no se aprueba ni se financia si no demuestra qué impacto tiene. ¿Por qué no se hace lo mismo con otras intervenciones sanitarias. El problema del SNS no es el diagnóstico, sino aplicar el tratamiento”, afirma, a la vez que reconoce su propio fracaso personal cuando, siendo director general de Planificación Sanitaria del Ministerio, no pudo lograr que el gasto sanitario tuviera la transparencia y la importancia necesarias.
Ya jubilado, aunque no desconectado del sector, Bohigas recibe un reconocimiento por su dedicación a la sanidad en momentos clave como la conclusión de las transferencias sanitarias o la elaboración de la Ley de Cohesión. El éxito en la configuración del SNS no le impide ver los ámbitos en los que es preciso mejorar: “Tenemos un problema de partidos políticos. Somos el país con más intentos de sacar adelante un pacto de Estado por la Sanidad… y con más fracasos”.
El miedo también ha girado en torno a la cuarta edición del Programa Avanzado en Gestión Sanitaria que organiza la escuela de negocios IESE y Novartis. “Tenemos un gran sistema que no nos atrevemos a tocar por miedo a cambiar algo que funciona. Es necesaria más valentía, que no temeridad. Hay un montón de programas piloto que funcionan, pero que se quedan en eso y nadie los acaba de implantar”, se ha quejado César Pascual, un clásico de la denuncia, de los que llaman al pan pan, y al vino vino, independientemente del cargo que ocupen (ahora dirigiendo el Servicio Madrileño de Salud).
Otras intervenciones de expertos con responsabilidades en la gestión sanitaria del momento han ido por la misma senda. “Tenemos que tener claro qué modelo queremos porque no necesitamos grandes hospitales. Hay que cambiar el enfoque”, sostiene David Elvira, director del Catsalut. Dolores Alguacil, del SAS, critica el modelo hospitalocentrista y acusa a los gestores de miopía: “¿Por qué no lo simplificamos todo?”. Cómo no, también hay espacio para recordar a la atención primaria. Según Asensio López, gerente del Servicio Murciano de Salud, hay que cambiar las estructuras del sistema, pero antes de eso, los médicos deberán ceder el poder logrado en todos estos años “y esto será difícil de conseguir”.
La desinversión, el no hacer, los incentivos aparecen como fórmulas en los retos del futuro del SNS, pero nada será posible “si no se abandona la zona de confort y se asumen riesgos para poder cambiar”, como apunta Carmen Martínez de Pancorbo, gerente del Hospital 12 de Octubre, de Madrid. El miedo paraliza el sistema y le impide ser mejor de lo que ya es. Y ni mil homenots como Bohigas parece suficiente capital humano para posibilitar el cambio.