LA PAZ, EL PEOR HOSPITAL

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José María San Segundo y Jesús Antonio Álvarez, promotores del Monitor de Reputación Sanitaria. (PMFarma)

Tan estúpido, injusto y contrario a la realidad sería decir que el Hospital Universitario La Paz, de Madrid, es el peor como atrevido y complicado de demostrar con precisión sería asegurar que es el mejor. Esto último lo ha vuelto a hacer, con una creciente soltura y autoridad casi indiscutible, el Monitor Empresarial de Reputación Corporativa (Merco), a través de su Monitor de Reputación Sanitaria (MRS), que alcanza su tercera edición. No se trata de poner en duda la legitimidad de Merco para decidir qué hospital es mejor o peor y su metodología para llegar a esas conclusiones, sino más bien preguntarse con franqueza si es posible y apropiado determinar quién es el mejor en una actividad tan compleja como la sanitaria especializada.

En realidad, Merco habla de mejor reputación, pero los medios, habitualmente escuetos, prefieren quedarse con el adjetivo a secas. Y señalan a La Paz, por tercer año consecutivo y con una amplia diferencia sobre el segundo, lo que consolidaría aún más su incontestable liderazgo. Pero, ¿acaso es La Paz mejor que el Clínic o que el Gregorio Marañón? ¿Es posible afirmar esto y quedarse tan ancho pensando en que la realidad es efectivamente así? Yo no lo creo.

Los ránkings son uno de los instrumentos que más atención pública generan en todos los órdenes de la vida, también en el sanitario. Los humanos tenemos una inclinación algo desviada a determinar quién es el mejor en un ámbito o tarea para en el fondo saber quién es el peor, o al menos, el menos bueno o el no tan bueno. Igual que halagamos a los que mejor lo hacen, en realidad, estamos retratando a quienes no lo hacen igual. Por algo será, pensarán muchos.

Generalmente, la publicación de rankings viene acompañado de no poca polémica y controversia, lo que, dicho sea de paso, le viene estupendamente bien al autor o promotor del ranking, que comprueba con satisfacción cómo la discusión abierta sobre quién es el mejor y si lo es de verdad termina por aumentar sus índices de audiencia, seguimiento o repercusión, que es al final de lo que se trata. Y en esto la sanidad tampoco es una excepción.

Yo añadiría que, a la hora de intentar clasificar, la sanidad es algo más que una excepción, o debería serlo. Comparar hospitales, analizando lo realizado por Merco, no es una tarea nada fácil y, sobre todo, creo que no es posible determinar si resulta apropiado hacerlo. El MRS se basa en valoraciones personales, de médicos, enfermeros, directivos de la salud, responsables de farmacia hospitalaria (¿qué tiene la farmacia hospitalaria que aparece denominada expresamente en una relación de actores tan genérica?), pacientes e incluso ¡periodistas!, que opinan sobre variables de reputación. Además, Merco asegura haber evaluado indicadores de calidad y rendimiento asistencial, así como méritos reputacionales. Toda la investigación ha sido sometida a la revisión posterior de KPMG y cuenta con el aval de los consejos generales de Médicos y de Enfermería y los representantes de pacientes y de periodistas. Un buen trabajo, seguro que sí, pero no sé si suficiente para, al final, ser tan preciso –y excluyente- en afirmar que La Paz es el mejor hospital.

Un hospital, cualquiera, tiene demasiadas especificidades propias, imposibles de comparar en su justo término. La población asignada, el número de profesionales en plantilla, las camas, las especialidades disponibles son solo la punta del iceberg de un complejo entramado asistencial que no es posible replicar automáticamente. Es verdad que, en apariencia, muchos hospitales son ciertamente parecidos, pero es su funcionamiento el que arroja cifras y resultados con una amplia diversidad.

En este sentido, no es casualidad que la variabilidad clínica sea uno de los mayores problemas del Sistema Nacional de Salud. Ya no solo los hospitales, sino que servicios iguales en su denominación realizan tareas y obtienen resultados tan diferentes que no es posible interpretar con la sencilla, y seguramente injusta, determinación de quién es el mejor.

Dicho lo cual, Merco sí nos enseña, y parece demostrar, que la impresión generalizada de que hospitales como La Paz, el Clínic o el Gregorio Marañón son de los mejores de nuestro país es totalmente acertada.

 

 

 

 

 

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