Hubo un ministro de Sanidad que se llamaba Julián García, pero cuyo nombre completo hoy casi nadie recuerda ya. Justo después de la etapa del muy conocido y todavía reconocido García Vargas, llegó al Ministerio Julián García Valverde, que solo se pareció a su antecesor en el nombre y el primer apellido. Estos días se cumplen 30 años de su dimisión: no llegó a cumplir un año de ministro.
Terminadas las Navidades de 1992, el nombre de García Valverde saltó a las primeras páginas de los periódicos no por su gestión al frente de la Sanidad sino por su pasado al frente de RENFE, que había presidido durante seis años. En concreto, por la compra de unos terrenos en San Sebastián de los Reyes. El ministro ofreció una versión de esta operación en el Congreso de los Diputados muy diferente a la que hicieron pública después algunos de sus asesores.
Con la nueva información disponible, RENFE emprendió acciones legales contra los responsables de aquella operación urbanística, con la sospecha de que se habían adquirido los terrenos al doble de su precio real. Este movimiento puso contra las cuerdas al ministro García Valverde, que todavía aguantó unos días, respaldado por la entonces ministra portavoz, Rosa Conde, que calificó de hipótesis descabellada la posibilidad de dimisión. “Mientras el presidente no diga lo contrario”, se apresuró a añadir.
Felipe González seguía siendo el presidente del Gobierno por entonces y, tras una reunión con García Valverde, le aceptó sin problema alguno su renuncia. Es cierto que la honorabilidad personal del ministro nunca fue puesta en duda, pero su responsabilidad política en lo ocurrido mientras presidió RENFE pareció tan evidente que nadie en el Gobierno o en el PSOE opuso la menor resistencia a su salida. “Si hubiera habido irregularidades, se han hecho con abuso de mi confianza”, expresó García Valverde en su despedida.
La justicia persiguió a García Valverde durante años, intentando probar su implicación en las irregularidades detectadas en la adjudicación de terrenos de la línea del AVE Madrid-Sevilla, pero nada pudo probarse contra el exministro, que finalmente salió absuelto de todo cargo. Su sustituto al frente del Ministerio fue José Antonio Griñán, por entonces consejero de Salud de Andalucía, y que llegó a ser presidente de la Junta para dimitir después por otro escándalo de corrupción: el caso de los ERE.