‘SPIRIMAN’ CONCLUYE SU LIMPIA EN ANDALUCÍA

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Marina Álvarez, nueva consejera para pacificar la sanidad andaluza. (Diario Córdoba)

Con el relevo de Aquilino Alonso como consejero de Salud de Andalucía, concluye la renovación de la cúpula directiva de una de las administraciones sanitarias más importantes de España. La hazaña es obra de Spiriman, el popular médico de urgencias que ha liderado la revuelta de un amplio sector de la sociedad granadina contra el proyecto oficial de planificación sanitaria para la capital. Para que luego nos quejemos de que la clase política no escucha el clamor popular. Hay ejemplos de justamente lo contrario: atender a las voces y los estruendos, más allá de razones y argumentos técnicos.

Con un interesado manejo de los tiempos, la presidenta Susana Díaz ha ido descabezando la Consejería que mayor contestación social le ha deparado en los últimos meses. A las salidas del viceconsejero Martín Blanco y del gerente del SAS, José Manuel Aranda, le sigue ahora la del consejero Alonso, disfrazada en una crisis de gobierno que parece restarle protagonismo para el común de la sociedad, pero no desde luego para los que seguimos la actualidad del sector sanitario.

Alonso, como anteriormente Blanco y Aranda, pagan con sus cargos el haber planteado una propuesta de planificación de la atención especializada de Granada que no contó con el beneplácito social. Es más, generó una amplia contestación que supo liderar el médico Jesús Candel, una suerte de Zorro incorruptible, más caracterizado por su alergia permanente a (toda) la clase política que por la originalidad o propiedad de sus propuestas sanitarias. De hecho, la nueva titular de Salud, Marina Álvarez, apenas ha contado con un instante de su confianza y ya ha recibido insinuaciones de seguidismo con la política de su antecesor.

Con todo, Álvarez tiene un marcado perfil profesional, con experiencia asistencial y también directiva, lo que en principio podría servir de ayuda para la necesaria interlocución que el proyecto sanitario de Granada sigue necesitando.

El exconsejero Alonso deja la Administración andaluza dos años después de asumir el cargo, al que accedió en su condición de viceconsejero, también tras dos años de responsabilidad. Ciertamente poco tiempo para llevar a cabo acciones de calado y un programa de gobierno que permitiera a la sanidad avanzar en los muchos frentes en los que necesita reformas y transformaciones. Su consejo para la nueva consejera Álvarez ha sido certero: “Procura escuchar a todo el mundo”. Incluso a los que no tengan una opinión formada al respecto, le ha faltado decir. Porque, a la larga, cualquiera te puede montar una contestación social que, al margen de cualquier otra consideración, sea la que provoque tu despido.

Vuelve a quedar claro que la sociedad, no solamente la andaluza, no está preparada para cambios de calado en el sistema sanitario. Que cualquier reforma, por mínima que parezca, parece más una amenaza que una oportunidad. Y que muchos de los que trabajan día a día en el sector prefieren lo malo conocido a lo bueno por conocer.

Lo que sí es posible que siga cambiando es la composición de la Consejería, no sólo por la llegada de una nueva titular que traerá lógicamente a personas de su confianza, sino porque Spiriman, la plataforma Granada por su salud, y a estas alturas de película, seguro que gran parte de la sociedad granadina quiere ver caras nuevas en la culminación de la nueva planificación sanitaria de la ciudad. La limpia tiene todos los visos de seguir y alcanzar a cargos intermedios.

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