ESTADISTA MARTÍNEZ OLMOS

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Martínez Olmos opina sobre toda la Sanidad. (wecare-u)

El senador Martínez Olmos, Pepe para los amigos, que antes fue director de Farmacia, secretario general de Sanidad y diputado del Congreso, vuelve a opinar a fondo en las cabeceras de wecare-u y prácticamente no deja asunto de interés sin abordar, en el que no tenga una opinión bien conformada y siempre interesante. Es un político en vías de extinción, porque su conocimiento es más, mucho más amplio que la sostenida sucesión de sus importantes cargos. Toda la Sanidad en mayúsculas entra en su cabeza, confirmando una condición de casi estadista muy difícil de encontrar.

El modelo laboral del Servicio Andaluz de Salud –al que profesa una admiración profesional que no oculta y que se ve reforzada por su sintonía sentimental como granadino militante- y la descapitalización de los recursos humanos del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad son los grandes titulares que destaca Gaceta Médica, aunque hay más, mucho más. Comparte plenamente la preocupación por la temporalidad en el Sistema Nacional de Salud y propone pasar a interinos a todos los profesionales con contrato temporal, para inmediatamente después plantear ofertas públicas de empleo. Y respecto al Ministerio, sitúa el foco en un ámbito laboral muy desatendido y que él conoce a fondo. Lo hace con dureza, reprochando al Gobierno que no haya sido capaz de determinar todavía qué perfiles profesionales va a necesitar. Y le falta decir que quizá este vacío responda al nulo interés del PP en apostar por una administración nacional sanitaria fuerte y bien preparada.

En El Global, algo más esquinado, Martínez Olmos demuestra una vez más que la Farmacia, en mayúsculas, tampoco se le resiste. Aborda el espinoso asunto de las subastas andaluzas con una reflexión más sistémica, pues, a su juicio, no responden a caprichos de gobernantes insensatos o a unas ganas inconfesables de fastidiar a la industria farmacéutica. Simple y llanamente las subastas serían consecuencia de la (endémica) insuficiencia financiera del sistema. Y los andaluces habrían sido los más audaces en la búsqueda de (obligatorias) medidas de ahorro.

Y vuelve a hablar como un estadista, cuando se declara partidario de planteamientos de carácter nacional. Con las subastas, o con cualquier otra alternativa (precios seleccionados, que las autonomías participen en la fijación de los precios de los nuevos medicamentos, biosimilares…) ¿Por qué reducir el impacto de medidas que pueden ser útiles para mejorar la sanidad de los ciudadanos a solo uno o a varios servicios de salud? ¿Por qué no difundirlas y aplicarlas por todo el sistema?

Este sentido común en la aproximación generosa a los más diversos temas es una característica muy identificable en Martínez Olmos, seguramente producto de no solo su paso por el Ministerio, sino de su permanencia en él hasta con cuatro ministros diferentes. Su nombre sonó en ocasiones para ser al fin el titular del departamento, pero finalmente no pudo ser, en una prueba inequívoca de que la alta política sigue, en más ocasiones de las debidas, dando la espalda al talento y al conocimiento.

Ahora el estadista Martínez Olmos ha encontrado acomodo en el Senado, que para cualquier otro sería una especie de retiro, si no dorado, sí al menos apacible y hasta perezoso. Pero este no es el caso de Pepe, al que le gusta arremangarse sin por ello mantener bien recto el nudo de su corbata. Porque para los que tienen claro por dónde debería ir la Sanidad, cuáles son sus problemas más acuciantes y cuáles sus posibles soluciones, no hay otro camino que la perseverancia en las ideas propias y el trabajo como la mejor manera de demostrar un compromiso a prueba de cargos, destinos y encomiendas.

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